“Ella no era de aquí” Doris Bayly, en labios de quienes la amaron
Si hay alguna eternidad posible tras el accidente de Doris Bayly, tiene que estar en este libro: medio centenar de voces provenientes del arte, el periodismo, el surf y la iglesia componen un eco polifónico que delinea su figura.
De sus dos hermanos menores a su madrina de confirmación; de sus amigas de la infancia al sacerdote que la recibió en un convento de clausura; de sus compañeros periodistas en Oiga y Somos a la niña que llevó hasta la pila bautismal siendo sor Lucía de Los Ángeles, Ella no era de aquí intenta una aproximación a esa ruta poblada de misterio, ternura y soledad, que se parece tanto al mar de la tranquilidad en cuya orilla reposa.
El firmante, su mejor amigo desde 1994, colecciona los testimonios y construye algunas postales. a mi lado, el escritor Jaime Bayly abre y cierra el conjunto antes de exhibir las columnas que su hermana publicara en Oiga, 7 Días y La Prensa, donde ambos se iniciaron y a la postre generase una de las mejores novelas de la literatura peruana.
Las firmas son de Anamaria McCarthy, Alexis León, Adrián Arias, Andrea Cabel, Beto Santillan, Carmen Ravago, Carol Bayly Letts, Cecilia León Zamora, Fernando Ampuero, Giancarla Di Laura, Giovanna Pollarolo Giglio, Herman Schwarz Ocampo, Hugo Coya, Jose Tola De Habich (Pintor Peruano), Luis Jaime Cisneros, Madeleine Osterling, Marisa Carbone, Ninoska Moscoso, Rafaella León, José Antonio Mazzotti, Jorge Sarmiento, Marice Castaneda, Mylene d'Auriol Stoessel, Oscare Tramontana: su legado, Patricia Matuk, Raúl Cachay, Roger Santivanez, Sacha Barrio Healey, Padre Samuel Moran por la Región Huancavelica, Sandra Gandini, Sergio Guarisco, Sonia Maria Cunliffe Seoane, Susy Dyson Gibson, Tati Valle-Riestra, Ursula Caceres y Victoria Guerrero.
Una exégesis sobre su poesía a cargo de Paolo de Lima y un desplegable gráfico elaborado por Cherman Quino terminan componiendo este volumen preciosista, un libro-objeto aúreo y plateado en alto gramaje hipervigilado por el asombroso ojo avizor de Corina Sch y exquisitamente diseñado por Josef Nuñez.
Una obra de arte que perpetúa la memoria de una chica noble, sabia y brillante.
Dueña de una belleza que se refleja en su propia claridad.
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