Tu Zordo De Mi Voz y la historia detrás de la misteriosa canción “Enano”
Muchas veces las canciones son relatos de vivencias y experiencias de sus autores, y esta no es la excepción. Almicar Zapata, vocalista de la banda nacional “Tu Zordo De mi Voz”, nos cuenta en exclusiva la historia detrás de la misteriosa canción “Enano”.
“Cuando niño vivía en la calle once de La Florida, cerca de la huaca del mismo nombre, al lado de la cancha Cristal, por aquellos días solía explorar el sitio con mi hermano sin tener idea que lo que yo consideraba un pequeño cerro, en realidad era una pirámide oculta entre escombros de alguna civilización perdida de nuestro querido Perú. A pesar de las advertencias de mi madre de no subir a la pirámide, lo hacíamos. Eran los ochenta, nuestro patio de juegos era la calle, nuestros columpios era treparnos de la parte posterior de los micros, era divertido y enigmático subir a la huaca, al frontis principal le pusimos de nombre la boca del volcán, y desde su cima podíamos ver las instalaciones de la cancha Cristal, con sus riachuelos encajonados, su verdor intenso y sus limitadores eucaliptos. Todos los niños de la cuadra gozábamos de la libertad de esa época, solo un niño del barrio permanecía tras las rejas de su jardín, jugando solitario, con los mejores juguetes importados de la época. Yo me acercaba atraído por lo fantástico de sus carritos a control remoto, la réplica de su transbordador espacial era idéntica y tenía conteo del diez al cero en inglés.
“Fue la mañana de un sábado que la abuela del niño de los juguetes caros me invito a pasar a su casa a jugar… recuerdo el nombre del niño… pero, mejor no se los voy a decir, desde aquel día fue frecuente las visitas a mi nuevo amigo. Solíamos pasar tardes enteras jugando a tumbar soldados hasta hartarnos. Recuerdo que alguna vez me contó que tenía un amigo que vivía y se escondía tras los eucaliptos de la cancha Cristal, desde la ventana de su habitación se veía más cerca las instalaciones de la cancha, lo describió como un enano, vestido de forma elegante y con sombrero de copa. Mientras me contaba la historia de su amigo secreto, yo caía en cuenta de la abstracción de la mirada a la nada de los soldados con que solíamos jugar. La tarde noche se volvía misteriosa, contaba que muchas veces el bajaba a jugar con el enano entre los eucaliptos y otras el enano subía a su habitación y cuando su abuela tocaba la puerta, el enano se escondía debajo de la cama.”